RELATO CONTADO POR UNA VIL MORTAL

Me había topado al muchacho en uno de los módulos de uno de los ceresos, me dijo quién era su mamá, a la mamá yo ya la había conocido porque ha sido una mujer que ha luchado mucho por su hijo, su hijo está privado de libertad, su otro hijo murió, lo asesinaron, su nuera estaba desaparecida y la encontraron muerta, hoy por hoy esa mamá cuida a sus nietas hijas del hijo que está en la cárcel y de la mujer muerta una, de otra que no se bien qué hace, la otra.

De la noche a la mañana y por motivos que yo desconozco trasladaron al muchacho a otro centro penitenciario de otro estado, eso fue hace meses y desde ese entonces la mamá no veía a su hijo, fue hasta hace unos días que una persona se comunicó con la familia para decirles que el muchacho estaba enfermo.

Enfermo de qué, no se sabe, entre una organización que defiende los derechos humanos y otra que acompaña a las familias de las personas que están privadas de libertad ayudaron a que la señora que ha luchado mucho por su hijo lo fuera a ver a la ciudad donde ahora está.

Como era de esperarse, el muchacho está muy enfermo y digo, como era de esperarse porque ya para cuando alguien le avisan a alguien que su familiar que está preso está enfermo, es que está muy muy enfermo, nadie le avisa a nadie si quien está tras las rejas tiene una gripa o un dolor de estómago, de hecho ni cuando hubo covid avisaban, nada más daban cuenta si la persona ya estaba intubada o de plano iba a morir.

Quién sabe qué va a pasar con la madre tan angustiada, bueno ya ahorita tiene diabetes, con las hijas del muchacho grave, con el muchacho grave, con el dolor, con los recuerdos, con la impotencia, con la esperanza que da el tener dos niñas bajo el cuidado, con el desanimo que trae consigo en el estar lejos, enfermo y solo. Con la vida en sí, esa vida.

Cárcel, sí. Soledad, también. Justicia, cuál. El sol va a salir mañana, claro.